Un
tenista vasco-francés de los años veinte llamado René Lacoste ganó como
premio en una de sus victorias una bolsa fabricada con piel de
cocodrilo, y así se ganó el sobrenombre de Crocodile, por lo que bordó
uno en su ropa deportiva. Unos años más tarde creó su propia línea de
ropa, llamándola igual que su apellido y pusiendo el logo del animal de
su apodo: un cocodrilo.
Las primeras prendas fueron camisetas pensadas para los jugadores de polo y de ahí surgió su nombre: polo.
Hoy
en día Lacoste fabrica unos 50 millones de prendas de todo tipo en más
de cien países, pero su prenda estrella siguen siendo los polos.
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